En el patio de la otrora casa de mi abuelita, estaba yo jugando, cuando de pronto ante mi aparece un león hermoso y majestuoso, medio rojizo por la luz del atardecer.
Desde luego que me causo impacto pero se veía tranquilo asi que no me causó mayor temor o miedo, así que quise ir donde él y tocarlo, acariciarlo, tener la oportunidad de ineractuar con un felino tan espléndido como ese y que estaba ante mi, así como cualquier animal.
Entonces me dispuse y me eché en el suelo, para no resultarle amenazador o algo por el estilo y comencé a juguetear cerca de el como tirándole la mano, igual como lo hacen los gatitos cuando juegan, él se mostró interesado y casi imperceptiblemente comenzó a alargar su mano. Movía la cabeza como aceptando la invitación a jugar y abriendo levemente el hocico y echando aire suavemente. En eso me percaté de su garra: lucía enorme y sus uñas aunque estaban escondidas se dejaban ver, negras y letales, luego me fijé en su garra completa, era grande y se veía muy fuerte y pense: "si me trata de tomar la mano aunque sea jugando, me la desgarra !!!", y mejor me quedé en mi sito ya sin ganas de seguir intentando jugar con él, pero en eso el león me clavó la mirada como persibiendo algo, yo al ver su mirada tan penetrante, me inquieté un poco y creo que él advirtió mi temor. Fue ahí cuando puso sus patas sobre el suelo y ya no estaba echado descansando, sinó posado en el suelo como listo para reaccionar o saltar, estaba a la defensiva.
En ese momento sentí miedo, me hayé sin salida, frente a una criatura que tenía toda la intención de atacarme y yo sin poder hacer nada, pues yo estaba tirado en el suelo y cualquier movimiento que hiciese lo provocaría.
El león comenzó a levantarse y se mostró más feroz, como que de pronto su melena se le vió más desordenada, más salvaje, y su musculatura se hizo más notoria, adquirió de pronto un aspecto realmente feroz y temible.
Lentamente comencé a levantarme y el león me miraba mostrando los dientes y gruñendo despacio pero muy hondo, el terror me inundaba, en eso cuando ya estaba casi de pié, noté que a mi costado izquierdo había un tigre asechando entre las ramas, mi terror creció enormemente, y de la desesperación salté en un espacio entre el león y el tigre y cuando el león me iba a tomar en el aire se encontró con el tigre y alcancé a pasar entre ambos.
No recuerdo más