Por una pieza de tablero chino

Encontré el amor a causa de una pieza de tablero chino.
Siempre me llamó la atención lo oriental y quizá era una señal demasiado sutil.
Cuando era una guagua, por accidente me tragué una pieza de tablero chino que se me alojó en un pulmón, luego de la operación nos fuimos a vivir a Iquique, para mi buena salud.
Allá mi mamá se enamoró de un hombre con el que se fué para formar otra familia, yo me quedé con mi papá y mi hermana unos años en Talcahuano. Despues la seguí hasta Temuco.
Allá como última opción entré a la U y allí comencé a entrenar Kendo.
Ahí tuve un enredo con una persona y a raiz de eso conocí finalmente al amor de mi vida:
Mi linda Kade.
Ahora vivo en un mundo mejor, más colorido, con más sabores y aromas, con sonidos hermosos y cosas maravillosas. Nada es tan grave y todo es por algo.
Uno se da cuenta que al final lo único que vale todas las penas es el amor.